En la previa a la publicación de "Plagar, el graffiti desde el Bronx a La Plata", charlamos con Leandro De Martinelli, periodista cultural y doctor en Comunicación Social, sobre las tensiones que se producen entre el sistema de arte urbano, la arquitectura, la especulación inmobiliaria y la "vecinocracia".
"En una ciudad toda graffiteada hay una ilusión de anarquía juvenil, de desgobierno, de libertad, pero es eso, una ilusión, porque el graffiti, ese parásito que se alimenta de la arquitectura, es un arte que crece sobre el abandono urbano, sobre las ruinas que produce la especulación inmobiliaria, y su multiplicación es apenas un síntoma más entre un montón de otros síntomas de ruina, que señala un tipo de poder que no es justamente el de las juventudes que pintan. Lo que se puede leer en una ciudad excesivamente graffiteada es que la autoridad en las calles la ejercen los colegios de martilleros, de arquitectos, de ingenieros, las constructoras y los dirigentes que trabajan en función del negocio inmobiliario, un tipo de poder corporativo que hoy gobierna demasiadas ciudades del mundo".
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